Hemos dejado atrás los meses de verano en los que
las obligaciones del campo, la familia, la playa y, por qué no, las fiestas han
ido ocupando nuestro tiempo.
Durante esos meses hemos considerado oportuno dejar
descansar la mente de nuestros lectores y descargarla de las
preocupaciones de los problemas del gobierno municipal, después de la
revolución que supuso en nuestro vecindario la dimisión de nuestro alcalde
electo Sebastián Rueda.
Las dudas e interrogantes que su dimisión provocó no
se han disipado aún, todavía jalonan nuestro cielo y muchos se siguen
preguntando las razones de tal dimisión. Se fué a un puesto mejor? Le hicieron
mover de su cargo? : es seguro que los acontecimientos próximos y futuros aclaren
estas dudas, solo hará falta un poco de paciencia y la respuesta llegará.
En herencia recibimos un nuevo Alcalde, Noé Oña,
que no empezó con buen pié, porque creyéndose que con la sola designación del dimisionario
Sebastián le bastaba, se olvidó que precisaba la ratificación de la Corporación
municipal en pleno y dejó pasar los
plazos que la ley le fijaba para la ratificación de su puesto en funciones.
Solo la denuncia del Partido Popular le hizo caer en su error y de prisa y
corriendo tuvo que montar la ceremonia de su nombramiento.
En la confianza de que el nuevo regidor fuera diferente
e iniciara una actuación más sensible a los intereses vecinales que a sus
intereses personales o los de su partido, como había hecho su predecesor, él también recibió un pacto de gobierno por
parte del Grupo Popular, como lo ofreció también a Sebastián Rueda al inicio de
la legislatura, pero ni uno, ni otro lo aceptaron y Noé Oña dejó de ser “el
bueno de Noé” para convertirse en “el autoritario Oña”.
Y en esas estamos, con un Alcalde
que ni sabe, ni contesta y que solo es el mero recuerdo de lo que fue Rueda.
Oña no sabe porque a cada error que comete lo
disculpa bajo el nombre de error o errata.
Que no sepa, podemos llegar a entenderlo, pero que
no quiera aprender, no lo podemos perdonar y que solo ponga en práctica las
mismas tácticas amiguiles, discriminatorias y oscurantistas como el dimisionario
Rueda, no podemos consentirlo, porque el Partido Popular antepone sus intereses
a los generales de la sociedad y de los españoles allá en donde gobierna.
No son exageraciones, son realidades que sufrimos
día a día y que iremos desgranando poco a poco, para dejar a cada partido y a
los representantes con funciones de gobierno en lo que son y se merecen.
Partido Popular Guaro / PP Guaro